Según un estudio de la FAO, desde el 2000 “se llevan a cabo numerosos proyectos de energía solar –fotovoltaica– para los servicios sociales y comunales, como suministro de agua potable, centros de salud, educación e instalaciones comunales. La energía solar a menudo ha resultado ser la solución más eficaz y económica para mejorar esos servicios en zonas remotas y no electrificadas de países en desarrollo” como el nuestro.
Los sistemas solares tienen cada vez más aplicaciones agrícolas, dentro de las cuales podemos mencionar el bombeo solar –o riego por goteo–, los sistemas de cultivos acuapónicos, los bebederos para el ganado, el cercado eléctrico, entre otros.
El bombeo solar disminuye la emisión de gases de efecto invernadero e incrementa la sostenibilidad de los alimentos producidos, a la vez que soluciona en un alto porcentaje la pérdida de rentabilidad que sufre la agricultura por el incremento de los costos energéticos y el alza de los combustibles.
Por otra parte, los cultivos acuapónicos reducen el consumo de agua –en un gran porcentaje– en comparación con la agricultura tradicional y las bombas que suministran agua al lecho hidropónico y a la pecera, pueden funcionar con energía solar.
“La acuaponía es una forma limpia y ecológica de cultivar plantas de manera eficiente en sistemas de recirculación y que se pueden poner en práctica en cualquier lugar, convirtiéndose así en una alternativa ideal para las regiones con escasez de agua” FAO
El uso de estas fuentes de energía renovable permiten un mejor rendimiento, pero sobre todo mejora la calidad de vida de nuestras poblaciones rurales, así como la calidad de los productos que se producen en las mismas, a la vez que reduce el impacto ambiental.
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